jueves, 21 de febrero de 2008

Despertar

Si no fueras tan mental no te harias deprimiendo por los temas q te deprimis, acordate q los problemas de importancia personal se deben a la fortaleza y dominio del tonal o traducido del chamanismo mexicano de Castaneda al castellano: tu mente te hace preocupar por pelotudeces asi ocupa el lugar del rey y se mantiene como tirana de nosotros. Si no dejas de usar la mente es por el miedo al vacío. El vacío esta lleno, no desde el punto de vista que la mente puede entender, pero el vacio, el punto unico, el ahora, lo es todo. La mente se enferma que las verdades fundamentales se le escapen como que la vida tiene sentido, pero no un sentido que la mente puede entender. La unica forma de verle el sentido de la vida es practicar la no-mente. Rsta es una enseñanza que no aprendemos porque creemos q todo es la mente y la mente es lo todo; en vez de aprender que somos trinidad como dios: somos la trinidad cuerpo-mente, espiritu y alma (como bien lo expreso Rudolf Steiner, creador de la antroposofía). Pero al ser la mente la soberana, no deja espacio para la expresion de nuestras otras partes de nuestro yo solo practicando la no-mente, la meditacion, es posible ver que hay algo mas que la mente y empezar a despertar y con despertar no simbolizo la iluminación, que personalmente creo que es algo mas complejo, con despertar hablo de ver que la mente no es lo todo y abrir el camino a la liberación de la tirania de la mente. Hay que buscar equilibrar nuestra trinidad, darle espacio de expresion a nuestras otras partes del yo para ser uno mismo más plenamente. Uno es, pero el nivel de aprovechamiento de nuestro potencial es bajo en las condiciones actuales de tirania de la mente. Invito a todos los lectores, más alla de la opinión que les haya dejado este post, hay practicar la meditación y observar que se siente... capaz se llevan una sorpresa agradable

viernes, 9 de noviembre de 2007

El vacío del ahora

Que bueno sería meter los dedos en la hendidura del mundo y de repente saltar a la otra dimensión. Parar el mundo yendo al vacío y percibir completamente el ahora. La ilusión de esta realidad superficial develada en todo el detalle interior, los lazos que nos conectan a todos, visibles y utilizable. Mi cuerpo es tu cuerpo y todos los cuerpos, el sol y la luna haciendo el amor.

miércoles, 25 de abril de 2007

Lo importante

Lo importante es no tener culpa. Porque, si tenes culpa, por algo será. Será porque sos algo perseguido/a, sos algo maltratado/a por tus pensamientos algo difuso/a en cuanto objetivos se dice. Porque lo importante es no tener culpa, hacerlo con gozo y sin culpa. ¿Pero vos sentis culpa? Por algo será, será porque sos algo perseguido/a por pensamientos infernales, algo paranoico/a, algo poseso/a de razonamientos non sanctos. Lo lamento, porque lo importante es no tener culpa. No tener piedad, ni ahora ni nunca. No se puede tener culpa en este mundo, ni piedad, ni contemplación. No hay tiempo, hay que tomar decisiones: rápido, rápido, ni lo pienses. Ahí afuera está la muerte esperandote, solo existe este segundo donde pensás en que estás tranquilo/a ahí sentado/a. Error, grave error, en cualquier momento puede pasar algo, una tormenta de nieve o un rayo. Hay que cazar el momento, cazar tu centimétro cúbico de suerte en el aire como mariposa fugaz que es y luego tragarlo, digerirlo y aprovechar cada gota de su jugo. Lo demás no importa ¿Qué es la culpa además de una proyección del pasado hacia el presente que no te deja disfrutar el presente? ¿Vos crees que hiciste mal? Bueno, es tarde, si hiciste mal, hiciste mal, si hiciste bien también es tarde. Ahora es hoy, ahora es la hora que podes ver en cualquier reloj. Ahora actuá. ¿Ahora donde estás? ¿En que estás? ¿Qué te gustaría hacer? Error, erronea pregunta también. Lo importante es hacer lo que estas haciendo, moverte, seguir moviendote, esperando sin esperar, viendo a donde llevan las cosas, obrar con claridad del corazón y esperar sin esperar el futuro. No esperarlo, solo ver el presente, caminar en tinieblas con la única luz del presente. Estar atento/a, ir aprendiendo, vas pisando, tenés miedo, pero también tenes que tener seguridad. Seguridad de que el próximo paso lo podes dar. No te confundas, da el próximo paso. No pienses, error, sentí. ¿Hacia donde vas? Seguro te lo preguntaste. Error, nadie sabe a donde va. Solo va, solo se va, movimiento es vida. ¿Ahora que estás haciendo? Sigue haciendolo, hasta el fin. Con determinación en el corazón y sin culpa. Sobre todo sin culpa.

sábado, 17 de marzo de 2007

A Herr Haller, en su nombre

Viejo lobo estepario, somos iguales.
Te vi, vagabundo como yo, buscando algo que extrañás sin saber qué es; respondiste a mi llamada como a un igual, como a un espejo. Te acercaste cabeza baja, con timidez y humildad, tratando de resultar agradable de la única forma retorcida que conociste. Tus ojos tristes buscaron la tristeza en los míos, como siempre, buscando tu propia tristeza, viejo lobo estepario. Somos uno.
Mi mano acaricia tu pelaje negro y gris, como me acaricia a mí mismo, tu testa silenciosa y agradecida. Te detuviste un momento, dos, veinte, una pausa en la huida hacia adelante de aquella estepa odiada de la que escapaste anhelando, eternamente, volver. De tu soledad y la mía hicimos una sola melancolía, uno más uno sumaron un enorme y silencioso cero, viejo lobo.
Por ese rato susurrante y nocturno fuimos hermanos en la penumbra, adivinando la bestia en el otro, lo salvaje acallado, contenido, oprimido. Murmuré palabras aunque no caben, nunca caben palabras en el desierto, sólo desierto, silencio y miradas. Mi mano compartió tu pelo, tus pulgas que son las mías, tu tristeza que nos contagiamos el uno al otro. Buscamos afecto donde no está, donde sabemos que no está, nos acechamos, nos torturamos, viejo lobo estepario. Somos el mismo.
El momento pasó, nos encontramos fugazmente como dos almas grises nunca se encuentran, y se separan. Diste vuelta tu cuello viejo y leí ese amor y ese odio hacia mí, hermano del amor y del odio que tenés por vos mismo. Te alejaste para no volver a mirar atrás; tu pata rascó mi espalda, mis dedos rascaron tu anca. Te alejaste por las sombras de los árboles y te perdiste, por supuesto. Nos gusta caminar por las sombras. Ambos lo sabemos, viejo lobo estepario. Somos iguales.

miércoles, 14 de marzo de 2007

Sólo para obsesivos

Estás en el colectivo, sentado en el mismo lugar en el que vas a permanecer por cincuenta minutos más. Hay una persona sentada enfrente tuyo. Hombre, mujer, joven, viejo, no importa.

Tiene un pelo blanco en el hombro.

Como una mínima serpiente, cinco grotescos centímetros enredados en el tejido negro como en una trampa, un apéndice abyecto y maldito destacando en el desierto de hilo, una lanza cana clavada en mi costado, una blanca señal, un eclipse a la inversa, un faro, desubicado, descastado, intruso, extranjero, por qué? Por qué ahí, justo ahí, blanco sobre negro, enfrente mío? Por qué en este asiento, por qué en este colectivo, por qué hoy, por qué yo? Dos dedos. Pulgar e índice, pulcros y atentos, un "disculpe" murmurado, una interrupción, qué lindo sería sentir la leve presión del cabello liberándose y la frescura de la brisa que lo llevará al olvido, la destrucción de esa paradoja que me destruye. Un borrón, una mancha en un día perfecto, me levanté temprano, me siento bien, salí a tiempo, llego puntual, bien vestido, todo en orden, un pelo en el hombro. Un maldito pelo en el hombro y ahora la vida es un infierno. Yo lo hago. Yo me levanto y lo hago, levanto a esa cosa inerte y babeante, la cacheteo, la hago reaccionar ante la inminencia de la imperfección, maldito seas, quien quiera que seas, tenés un pelo en el hombro. Y en el momento en que prácticamente tomo la decisión de tomar algún tipo de acción, ese ser ignoto se levanta y baja del colectivo.

Respiro. El mundo está en orden de vuelta. Todo está bien, tranquilo, todo está bien. Una señora se sienta en el asiento vacío.


Tiene mayonesa en la nariz.

miércoles, 28 de febrero de 2007

Declaración de principios

Aquí estamos, no nos moveremos pero avanzaremos. Contradictorio, ¿no? No es nuestra única contradicción. Estamos alertas y conscientes de nuestra contradicción. Estamos alertas que caemos y nos embarramos. Estamos bien dormidos y despiertos, nos caemos en el barro y nos reímos. Sabemos que caeremos en el barro una y otra vez. Sabemos que nuestros ideales se caen ante el propio peso de nuestras acciones que son lo contrario a lo que predicamos. Nos vemos humillados y nos veremos humillados una y otra vez hasta que algún día nuestras acciones coincidan con nuestros pensamientos. Nos marcarán los errores, nos avergonzaremos de ellos o aprenderemos de ellos o no. Volveremos sobre nuestras propias huellas, seremos un montón de palabras, pero palabras conscientes. Nos gustan nuestros ideales, y sabemos que son ideales y por lo tanto imposibles de conseguir. Nos remarcan que está bien que seamos como los demás, que caer no es caer, sino comportarse normalmente y no buscar la cosa imposible. Haremos señas en la ruta, perdidos, sin luces al fondo, en pelotas y enojados. Queremos subirnos al camión, queremos
salir del colectivo. Todos nuestros defectos saldran a la luz, erraremos vagabundos para hacerle ole al meollo principal. Somos humanos y está bien, pero nunca nunca nunca dejaremos de intentar de salir del sistema. Ese será nuestro legado.

lunes, 26 de febrero de 2007

Mis queridas anteojeras

A veces me sorprenden esas pequeñas verdades que te pegan de vez en cuando si no estás mirando; por ejemplo, te estás despertando de un sueño reparador, y se te cruza un dilema: Qué es, exactamente, la realidad? Cómo la definimos? Y la respuesta (que casi siempre viene antes de la pregunta) es aterradora: Nosotros definimos la realidad por lo que los demás pueden ver. Brrrr! Yo no sé, pero a mí ese hecho, una de las cosas más simples que se te pueden ocurrir, un trozo de la vida, me da escalofríos de tan lógico que es. Nosotros sólo pensamos que algo es real si hay un consenso con nuestros prójimos; para que yo considere la idea de que este teclado está bajo mis manos y estoy mirando a un monitor, necesito quórum. Yo asumo que los demás están viendo lo mismo que yo, Lo cual me tranquiliza. La alternativa es inquietante.
Porque hace un rato estaba en una estación de servicio, donde entré a comprar algo, y salí con dos grisines bañados en chocolate; y había quedado con mis amigos en encontrarnos en un paquete de papas fritas vacío para ir a ver Apocalypto, la cual se trataba de un viajante de negocios que se transforma en polilla.
Ahora, yo, al menos lo que creo que soy yo, en el estado de vigilia que generalmente me caracteriza, considero que estaba durmiendo mientras todo eso acontecía. Y calculo que, bajo un cuidadoso cálculo comparativo, se trataba de un sueño. Pero mi inquietud es ésta:

Si yo ahora le preguntara a la persona a mi izquierda, con aire distraído, "disculpame, este cenicero que está acá... está acá?", y a esa persona se le ocurriera decirme "no te entiendo... qué cenicero??", creo que volvería a mi posición de repantigado en esta silla de plástico de la cual repentinamente empiezo a dudar, en un cyber de la calle 11 del que no podría asegurar su existencia, me callaría, y me volvería silenciosamente loco.
Pero por suerte, no necesito preguntar. Tengo un buen track record de percibir efectivamente todo lo que los demás perciben, y viceversa. La experiencia anterior se convierte en manta protectora, y yo puedo volver a la dulce seguridad cotidiana de no tener que dudar de mi propia cordura.
Espero.

viernes, 23 de febrero de 2007

Números y Palabras

Primer Problema.

Estoy casado con los números.

Una gran parte de mi tiempo (tiempo que se mide en números) se me va en pensamientos numéricos. Y es un poco como el prototipo antiguo del matrimonio: una forma de pensar con la que me acuesto todos los días. No sólo tengo sexo con ella: me quedo a pasar la noche. Llevamos ya casi tres años de casados (y fueron cinco y pico de noviazgo ante de la fiesta y el arroz para los novios), y si bien el matrimonio es reciente y retiene imprescindibles exabruptos de pasión, me requiere una buena dosis de energía y tiempo diarios y temo que la relación se vaya tiñiendo cada vez más de rutina, automatismos y, eventually, indiferencia.

Es que. En realidad lo que pasa es el segundo problema: tengo una amante.

La conocí más o menos al mismo tiempo que los números; llevo viéndola desde que empecé a pensar en números pero nuestra relación nunca se ensombreció por esa sensación de "tener que" que deviene del concepto de los matrimonios, de tener que llamar cuando uno llega tarde y de no poder llegar siempre tarde o cuando se tiene ganas. Es una relación de tiempos breves e inspirados, de lindas encamanadas y buenas sobrecamas (si se puede hacer sobremesa, por qué no sobrecama)... y sin embargo a veces me da la sensación de que mi amante se está resintiendo de a poco, de que de alguna manera, sin palabras (que es justamente la forma en que la Palabra dice que algo no anda muy bien), me dice que no puedo seguir tirando de la soga indefinidamente, que si la quiero voy a tener que divorciarme de los números.

Ocurre, ¿sabe? que no es sencillo... son, entre noviazgo y matrimonio, casi ocho años de Números... no nos llevamos realmente mal, sólo que los Números tienen una forma de pasión perfecta y fría que desde luego la Palabra no comprende (es más, se burla de esa pasión razonada y medida, llena de límites por todas partes) y me doy cuenta, con un poco de asombro, que soy incapaz de desprenderme de mi esposa y de mi amante, recuerdo un personaje femenino de Cortázar que decía ¿por qué no puedo estar con los dos o que los dos sean uno? y finalmente me doy cuenta de la solución perfecta a mi dilema ... ¡estar casado con
mi amante y tener de amante a mi esposa!

Irónicamente, una simple permutación matemática para comer perdices y que el principio de exclusión se vaya al cuerno.

martes, 13 de febrero de 2007

La belleza

La belleza no es, la belleza acontece

D. Sáenz

La belleza es tensión. La guerra es la madre de todas las cosas.

Heráclito

Que el mundo quiere que te sientas fea.

El último post de El Hibernante me transportó inmediatamente, por el tópico en común, a un antiguo post mío en www.herodeando.blogspot.com. Con mínimas revisiones, copio y pego a continuación:

Así es mujer, el Sistema quiere que vayas a comprar ropa y no encuentres nada de tu talle, que tengas que gastar los zapatos buscando un pantalón o una remerita en las que quepa un cuerpo sano (¿no debería ser el bienestar físico nuestro parámetro en lugar de la aguja de la balanza?). El mundo quiere que tu femenina mirada le tenga terror a los espejos y a otras miradas, que hagas el amor en penumbras para que no se vea ese maldito principio de celulitis, que comas mal y estés ansiosa a toda hora, que desees con desesperación un chocolate que podrías comprar pero que engorda, que no hagas un striptease por miedo al ridículo. Así vamos. Antes los escuálidos eran los que no tenían para comer, ahora son los ricos que pueden pagarse la liposucción o el personal trainer. La vida es un panqueque sin dulce de leche. ¿Sabés por qué?Porque el Sistema siempre se las ingenia para instalar, en todas partes (en todas partes) algún tipo de aristocracia: la aristocracia de los flacos, la de los que pueden tener el televisor plano y gigante, la de los que pueden pagar las primeras filas de los teatros, la de los cultos, la de... ¿Sabés por qué? Porque la satisfacción de los pocos nace de la insatisfacción de los muchos. Porque la moda vive de la envidia y por eso se buscan paradigmas estéticos inalcanzables. Porque una entidad indeterminada, el monstruo social, quiere que tengamos la mente ocupada en lo que no tenemos en lugar de en lo que sí tenemos. El Sistema es invisible pero gravita en todos: vivimos haciendo, pensando y lo más grave, sintiendo por receta o inercia o imitación o método y no por deseo ¿será la mala herencia del cine y la literatura?. O serán nuestros antepasados monos encriptados en nuestro ADN, esos micos que por falta de espejos se pasan la vida imitándose los unos a los otros.
Te dirán que estás fea, que sin el celular con la cámara digital incorporada la vida es aburrida o simplemente no es vida, que sin el auto O - K - M y la casa linda y un largo etcétera... Quizás pases tu vida persiguiendo una utopía, eternamente ansiosa (desde siempre y hasta siempre). Los inconformistas del fin de los tiempos: eso somos. En una de esas lo consigas y te des cuenta de que... todavía no has dejado la línea de partida, has estado como perro persiguiéndose la cola en el mismo sitio. No les creas, mienten.Y cuando sientas que ese terrón de azúcar en el café es un exceso calórico, pensá en Botero.

lunes, 12 de febrero de 2007

Mujeres en busqueda de la belleza que creen no tener

Aclaratoria: No se trata de un post machista, por favor, mujeres, leanlo con atención hasta el final.

En el transcurso de mi existencia se me ha dado conocer muchas mujeres de toda edad y posición social, cultural y filosófico y he notado una gran mayoría con una actidud nefasta: la falta de autoestima. La frase más escuchada y leída de parte de estas mujeres es: "Yo no soy linda". Esta frase me ha irritado por su falta de verdad y principalmente lo que implica para ellas mismas. Que quede claro que no estoy hablando de una cuestión estética. Las mujeres que me han dicho esto algunas son lindas o muy lindas a mi gusto y otras despiertan poco interés, pero como dije eso es mi propio gusto. Tampoco tiene que ver con el gusto de otros o el gusto de la mayoría, no vale hacer una estadística diciendo "el xx por ciento de los hombres no me encuentra atractiva". Esa verdad estadística por mayor muestra que se haya encuestado, no vale una mierda (disculpen la palabra). Se trata de lo infantil que es hacer caso a lo que dicen los demás, se trata del desperdicio de energía que es creer lo que dicen los demás o lo que dice tu propia autoestima baja.
Ya el chamán mexicano Juan Matus lo definió perfectamente: la importancia personal consume energía, la importancia personal es lástima por uno mismo y no te deja evolucionar.
¡¡Qué manera de gastar energia al pedo defendiendo de que no sos linda cuando la realidad es lo contrario! La magia negra de la importancia personal que te consume es tu esclavitud más cruel.
Es una actitud perdedora. Pero...bueh, se que es dificil librarse de la importancia personal
; para muchos es una tarea imposible.
El concepto de linda o fea no es algo inherente a tu nacimiento, quieras o no lo quieras creer. Uno no nace sabiendo si uno es lindo o horrible, se lo dicen los demás y uno poco a poco se lo va tragando, consumiendo esa verdad y convirtiendo esa verdad en "la verdad".
Doy aquí un consejo algo extraño, pero revolucionario: quizas si te "mentis" a vos misma y te decis que sos linda y te lo crees sufris un cambio. Deberias probarlo por experimentar aunque sea. Es lo que la práctica chámanica se llama "mover el punto de encaje" que es equivalente a cambiar de punto de vista y estar en otro punto de vista. Quien cree y esta en otro punto de vista transforma la realidad, haciendo que esta sea "la realidad que ven todos" ¿Revolucionario no?

jueves, 8 de febrero de 2007

Hydra

"La riqueza es un monstruo. Necesitas un mes para aprender a controlarla financieramente. Y muchos años para aprender a controlarla psicológicamente. Durante todos esos años mi vida fue muy egoísta. Me regalé con todos los placeres. Viajé mucho (...) Pero no fui nunca muy feliz. Sin embargo, al final descubrí lo que los ricos no descubren nunca: que todos tenemos cierta capacidad de felicidad e infelicidad. Y que los azares económicos de la vida no la afectan gravemente."

de John Fowles, en El Mago.

viernes, 2 de febrero de 2007

El guerrero y la victoria

¿Como actua un guerrero ante una victoria?
En primer lugar ¿Existe la victoria? ¿No todo es una victoria porque si seguimos vivos podemos aprender de lo vivido? Si es que derrotamos al enemigo: ¿no también perdemos? Al verlo derrotado poríamos sentir que hemos hecho algo malo al ejercer nuestro poder, por más que nos excusemos que fue una cuestión necesaria.
Aún admitiendo el concepto de victoria en el sentido clásico¿que hacer? La primera y más fuerte tentación es regocijarce de la victoria, o regocijarse cuando otra persona lo felicita por la victoria. Nada más erroneo. Eso sería un exceso de importancia personal. El guerrero, creo, debe permanecer impávido, impasible ante la victoria. La victoria sobre una situación fue una lucha más, una prueba del destino.

Alguien me dijo también estas sabias palabras:
"Un verdadero guerrero no se detiene en la victoria,
avanza porque su lema de vida es una lucha ya sea interior o exterior."